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Los Reichsbürger (Ciudadanos del Imperio), han sido acusados en Alemania de una tentativa de golpe de estado (en otros medios de querer dar, sin intentarlo y en otros, directamente de dar, con lo que la confusión informativa manipulada es manifiesta).
En esta entrada vamos a limitarnos a exponer someramente la causas y a realizar un ejercicio de prospectiva. No vamos a ocuparnos de los estúpidos y nimios efectos de algo que por ahora ni ha sido una intentona ni es equiparable al Putsch de Múnich de 1923 protagonizado por el futuro canciller alemán Adolfo Hitler.
Todos sabemos que los reinos fueron desplazados por las naciones y éstas por los estados, que en su degradación máxima se han entregado, lacayunamente, al hegemónico globalismo como agujero negro que todo lo engulle y que la decadente Alemania (y el resto de naciones europeas occidentales), son auténtica verguenza de sus antepasados, y que el camino natural es una alianza con la actual Rusia y la enemistad con la UE, OTAN y Anglos para parar la Agenda2030.
En este contexto, y no otro, surgen hace años, los Reichsbürger (como aglutinador de grupos patriotas más o menos homogéneos), rebelándose contra el orden establecido en tanto que Alemania es una potencia que desde 1945 resulta ser una nación no soberana, esbirro del globalismo que al finalizar la II GM, no ha sido parte de ningún tratado de paz, armisticio o como queramos llamarlo, y que se rige por una carta otorgada, ilegítima e ilegal, dada por los aliados anglos llamada la Ley Fundamental de Bonn.
Las formas de rebelión son diversas en sus diferentes fases y responden, precisamente, a la opresión tiránica del Estado alemán en este caso (y extrapolable al resto de estados europeos occidentales).
Los Reichsbürger son una fuerza conformada, según dicen los medios, por más de 20.000 miembros, predominando alemanes de fuertes convicciones patrióticas, y con una media de edad en torno a los 50 años (lo que no es de extrañar en tanto que esa edad es la que te permite tener perspectiva, por haberlo vivido, y poder confrontar la diabólica evolución de los estados europeos entregándose al globalismo bajo el puto mantra de la «democracia» que nunca ha existido por ser un conglomerado de élites partitocráticas que han abocado a las antiguas naciones soberanas europeas a desposeerlas de toda soberanía, degenerándolas en todos sus planos político, social y económico).
Ante esta decadencia, los Reichsbürger reaccionan organizándose, y aunque mucho nos tememos que actualmente serían incapaces materialmente de intentar un golpe de estado, las corruptas autoridades alemanas reaccionan colgándoles tal etiqueta, para «desactivarles» antes de cualquier tentativa (el sistema suele hacer éso para perpetuar su tiranía).
En definitiva, nada nuevo que no hayamos visto ya. Y así, el sistema no tolera la disidencia más nimia que pueda poner en peligro su status quo, por propia supervivencia. La alternativa, si no consigue dominar esa disidencia, asistida de argumentos compartidos por todo alemán patriota, el sistema puede implosionar aupándose una disidencia con las ideas muy claras y donde la élite política alemana no tendría cabida.
Las autoridades alemanas saben que los Reichsbürger son una organización que sobrevivirá a las detenciones de algunos «notables» como el aristócrata Heinrich XIII , que se recuperará, que crecerá y que al final formará parte de una reacción que abocará a Alemania a sacudirse a su amos Anglos, que la están arruinando (al igual que al resto de la Europa Occidental), a recobrar su soberanía y a aliarse con la actual Rusia con todo lo que conlleva.
La hegemonía angloamericana tiene los días contados. El Reichsbürger contribuirá a ello y su inevitable triunfo prenderá la mecha de los nacionalismos europeos en Occidente hasta sacudirse todo enemigo globalista, reubicándose en el punto de partida anterior a la IIGM: la Europa de las naciones (algo a lo que está contribuyendo, muy particularmente, Rusia en esa guerra que inició pero a la que se vió abocado por los Anglos, quienes utilizan al globalista Zelensky para sus planes, aún a costa del enorme sacrificio humano y material de un pueblo hermano de Rusia, en tanto que el mundo unipolar está cediendo en pos del mundo multipolar, como así debe ser).
La pregunta no es si esa reacción en Alemania (o en otros estados europeos) precipitará un cambio total en Europa, sino el cuándo. Identificaremos el cuándo con dos momentos muy claros que son la «toma de armas» y la «toma de poder» (tan propio de las revoluciones).
Y es que la historia de la vieja Europa está llena de ejemplos en los siglos XIX y XX, y no hace falta ser un lince para adivinarlo.
Y recuerden, el sistema les venderá la moto de que toda esta disidencia es el mismo mantra de siempre , el de la puta «ultraderecha», los putos «nazis», los malditos «fascistas». Sin embargo sólo son reaccionarios (porque reaccionan, a diferencia del progrejeterismo imperante que es herramienta globalista por estar a sueldo) frente a este tiránico Nuevo Orden Mundial que ya sufrimos todos como zombis y donde serán reemplazados por máquinas gracias al puente transhumanista, desposeyéndoles de toda identidad, cuan esclavos y piezas sacrificables que estorban a esa élite genocida que reviste varias formas como el Foro de Davos y su cabeza más visible, el «pope» o brujo de referencia del Gran Reinicio, llamado Klaus Schwab.