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Europa y España en concreto, entregadas a la agenda globalista, desde hace décadas ha sido condenada a su extinción.

Cuando las sociedades abren la puerta a tarados, parásitos y mediocres nos encontramos con recientes aquelarres como los que tienen lugar en el Círculo de Bellas Artes (antigua checa guerracivilista de las más de 200 que hubo en Madrid por obra y gracia del bando rojo) o en en el más alto comisariado político judicial como el Tribunal Constitucional.

Consumado nuestro propio suicidio sacralizando el aborto, la eutanasia y la eugenesia (no se entiende el porqué de la puta propaganda está continuadamente demonizando a Hitler, salvo que sea símbolo de los perdedores y de una nueva Europa que no fue posible) cuando toda esta caterva globalista ha hecho bueno no sólo a éste, sino también a  Stalin y Mao juntos, con la aquiescencia de esa herética Iglesia romana, sólo nos queda que o pudrirnos por orden de estos genocidas o rebelarnos si hay huevos, en tanto que dignidad ya no queda.

Sofísticos argumentos esgrimidos por esta legión de demonios que adoptan la forma de taradas, parásitas y analfabetas a sueldo (pues no podrían ganarse la vida decentemente, es decir, trabajando honestamente) como la equiparación del humanismo con el  animalismo supone algo tan perverso como tratar a los humanos como animales y viciversa.

Falaces argumentos esgrimidos por esta legión de demonios que adoptan la forma de probos magistrados (que no dudan en «legalizar» lo que atenta contra la vida) dando las «bendiciones» a un «derecho» como el aborto, implica que la vida no vale nada.

Dos últimos y recientes ejemplos lo constituyen:

  • La llamada ley Montero (la de Ireno Iglesias) por la que se están revisando sentencias de condenados a la baja e incluso excarcelándoles y todo sea porque la doctrina punitivista no vale y hay que echarlos a la puta calle. Pues bien, señores, no se engañen. Esa puta ley, se hizo con toda la maldad y siendo conscientes de sus efectos (los buscados y que son precisamente éstos). Sencillamente se hizo para perpetuar el negocio de la mafia de género a través de los chiringuitos de los que seguirán viviendo todos estos psicópatas paniaguados cuando ya no estén donde están. Pues hala con  todas esas alimañas en forma de violadores a la calle y dadles de paso vuestro número móvil.
  • La consagración de la llamada Ley Aído (la Bibi) que a la postre es un canto a la muerte (un genocidio como el aborto que en España cuesta 100.000 vidas anuales) gracias a un comisariado político judicial (compuesto por jueces como parte de ese gremio que la Ireno Iglesias reputa como de derechas, machistas y prevaricadores a propósito de la ley Montero), que asegura el negocio de los abortorios. Pues venga, señores magistrados, todo lo que siembran lo recogerán con creces, pues ahora en esta decadente puta Europa se está contemplando «legalizar» el llamado «aborto postnatal» a manos de un desalmado matarife con la complicidad de una madre asesina. Y seguro que SancHEZ 2.0, esto es, Feijóo, también tragará con ésto (como ha hecho con lo anterior).

 

 

Pues bien, si todo ésto lo «bendice» esta Constitución, sólo podemos que desterrarla (en castizo, podríamos decir que nos cagamos en ella, pero no lo diremos aunque lo pensemos), al alumbrar un sistema que atenta contra el principio de igualdad y el derecho a la vida, consagrando la indefensión y suprimiento la presunción de inocencia (al más puro derecho penal de autor como el de la ley sobre violencia de género) entre otras muchas iniquidades, liquidando lo que la Constitución «proclama».

Dicho éso, para que toda esta escoria, desde Vox (los que quieren proponer como presidente de gobierno de transación al decrépito comunista, ahora liberal, Tamames, quien tuvo su momento) a Potemos prospere, sólo tienen que darse una condición principal: que la boca del español medio acabe con llagas de tanto mamar la polla de todos estos propagandistas del buenismo, políticamente correcto,  pero matador,  asumiéndolo como un mal menor.

Para ello baste con que confronten los principios morales anteriores y los actuales y verán que los que ahora asumen son puta degeneración en estado puro, hasta el punto de que tal vez en un rapto de consciencia, si no se rebelan, optarán por el último gesto honesto en su vida (y tal vez el único que les quede) que es el suicidio (como el que Europa y desde luego España, ya ha cometido).

 

 

Y el que ya no pueda más pues que se exilien a la Rusia Imperial de Putin habida cuenta que al menos es un refractario valladar, todavía, de este puto globalismo como expresión de la orgía inmoral más deleznable protagonizado, entre otros, por gentuza filoetarra como Belarra, para quien el sujetador s un símbolo de violencia contra las tetas de la hembra (y mañana que las bragas son símbolo de violencia heteropatriarcal contra el chichi).

Ah, y no nos llamen para «normalizar» lo anormal que nosotros no vamos a ser cómplices de su farsa.

 

 

Por PxE