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Oigan a Pablo Escobar en la serie El patrón del mal y escuchen: no existe nadie en el mundo al que le guste más la pasta en metálico que a uno de izquierda, y ésto es lo que ha pasado, sigue y seguirá pasando en España.

España es un Estado que es puta de narcodictaduras como Venezuela y por supuesto, Cuba gracias a sujetos con auténtica vocación de delincuentes como Iglesias y Abalos.

El primero y su camarilla implementaron toda su maldad a cambio de pasta y gracias a la experiencia adquirida, lo están haciendo en España.

El segundo, mozo de maletas de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, se convierte en Barajas en de alfombra pasillera en cuanto estos miembros de la nomenclatura de la narcodictadura aparecen por la madre patria.

Y es tan de dominio público, que ni nos molestamos enlazar tales afirmaciones.

Todos tienen en común lo mismo: seres deleznables y políticamente prescindibles, que no son peor que sus insidiosos votantes, en tanto ellos son un fiel producto de la escoria popular que en España se contiene.

Con ésto, ya está dicho todo.

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