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Hoy para comer tenemos cocido de pucherazos en salsa de algoritmos.

Su voto sólo le pertenece si no vota (y así todo lo dudamos). Su voto es comida basura apetecible para la dictadura partitocrática parlamentaria. Los cerdócratas aman su McVoto, pero sólo hasta que se lo hurtan. Después ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Para hacer un buen pucherazo se necesitan buenos algoritmos y su voto no vale para nada.

Gracias a la empresa SCYTL, encargada de los resultados del “escrutinio” de las mascaradas electorales acontecidas en España el 28A (Generales) y 26M (el resto), se pudo cocer el pucherazo y servir unos resultados “al dente”. Tal empresa está participada por las élites mundiales, donde su esbirro Soros y todo su aparato de ingeniería oenegeta trabajan para ello.

Si leen aquí verán cómo todo casa, teniendo de fondo a todo un aquelarre sionista de por medio (no es paranoia, es que es así).

Y lo que no sale inicialmente como quieren, el comisariado judicial lo arregla como puede, y así por ejemplo, podemos invocar el esperpéntico y surrealista caso de León, donde Vox se ha quedado sin representación en tal ayuntamiento capitalino, para facilitar la alcaldía al candidato del pártido del régimen (PSOE) en coalición con otro partido regionalista-oportunista (UPL).

Para ello se prima la “verdad material” (testimonios influenciados por el partido del régimen, el PSOE) en detrimento de la “verdad formal” (número de votos consignados en actas oficiales enviadas posteriormente para ser cocinadas “al gusto”), cuando lo “más vendible” en pos de una inexistente “trasparencia” era repetir las elecciones en esa mesa e incluso en ese colegio electoral para atribuir al borregomatrix un papel que no le corresponde (el de prota).

También y en honor a la verdad es cierto que las “electas“, ahora ex electas voxistas (salvo mejor criterio judicial) nada sembraron, por lo que nada debían recoger en esa mascarada electoral en tanto que la historia local de esa organizacíón allí en León está, como en todas las provincias, trufada de luchas cainitas (con salida en masa de socialpatriotas ante un partido neocom, ultraliberal y “patriotero”, que ya no engaña a nadie, como es Vox),  donde al final se ha impuesto el “criterio de Madrid”. Quizá ni tan siquiera el critero de Santi, si no de los lobbys que allí anidan. Con ello asumen como coste su desaparición temporal como organización medianamente consolidada, en casi todos las provincias donde no hay concejales en los primeros ayuntamientos (y al menos hasta poco tiempo antes de las próximas mascaradas electorales donde asomarán la patita cuan oportunistas que aprovechan la ocasión para el engaño).

Como lo anterior les sonará críptico, les prometemos algún día hacer una entrada sobre la corta pero intensísima historia de Vox León donde se concitaron toda suerte de despropósitos, y a cual mayor, anticipándoles que es puro mix de comedia coral berlanguiana con cine negro de la saga de El Padrino.

Para colmo de males, Vox, notable perjudicado por el pucherazo,continúa deshaciéndose en luchas internas, donde ya abiertamente, los voxistas (o voxinómanos porque ya los hay adictos al desplante) según se les estime en más o menos, reclaman en la periferia lo que Madrid les hurtó un 23F de 2018, o sea primarias (previa modificación de estatutos no para contener el arribismo sino precisamente para fomentarlo).

Señoras y señores, desengáñense, votar es perder el tiempo. Los resultados están ya previstos y si lo hacen háganlo con el corazón “votando” contra otros y por puro ejercicio de higiene mental, y sabiendo que España es roja, se dirije a una esquizofrénica confederación que beneficia a las élites globalistas de la UE (que quiere regiones y no naciones) y al NOM (por supuesto) y que más pronto que tarde, España, al igual que aquéllos reinos de la alta edad media, es probable no sobreviva como tal.

Estamos tan seguros de lo que decimos que pueden ver pucherazos de autómicas o europeas en Zaragoza, aquí.

Disfruten de su ocaso en medio de la disolución de España como lo haría un niño de su helado en medio de las vías del tren, ajeno a lo que se le viene encima. España está condenada en tanto que los españoles no quisieron defenderla. Y miren en lo que se han convertido, en obediente e inconsciente goy para esa élite que se arroga el papel de pueblo elegido ¿por la Divinidad? en un caústico ejercicio de supremacismo donde se desprecia a sus semejantes y se les ve como a nosotros: esclavos útiles en el comunismo de multinacional.

No se lleve mal rato, y si le apetece, pruebe: cócinese y sírvase un cocido de pucherazos con salsa de algoritmos. Verá qué sabroso está.

 

 

Por PxE